Dolor... más dolor y odio profundo. No recuerdo la última entrada, mi última escritura alegre. Si debo resumir mis sentimientos a lo largo de un tiempo bastante prolongado diría que fueron unas verdadera basura. Hipocresía por acá, hipocresía por allá. Caras falsas. Mentiras, verdades. Risas. Miradas. Comentarios... me siento abominada por todo eso. Me siento abominada por la sociedad. Es increíble cómo podemos tener tantos problemas hasta el punto de creer que ya no hay más solución, botarlos en nuestro ser, ocultarlos en lo más profundo y oscuro de nuestra perdida alma y para colmo, cuando creíamos haberlos olvidados, reaparecen... pero ya no son un problema más, son nuestra vida propia. Nuestra vida propia se comienza a convertir en nuestro principal problema y es ahí cuando... cuando ya no hay ni una mínima escapatoria de todo. Es ahí cuando debemos afrontar los problemas aunque duelan, aunque lastimen, aunque nos maten por dentro. Es ahí cuando nos detenemos, cuando yo me detengo para observar un segundo todo mi pasado y sigo viendo dolor.
¿Qué es aquella luz que veo? ¿Que será? Algo me dice que es bueno, tal vez esa pequeña luz sea la llamada "esperanza". Pues la esperanza es lo último que aparece cuando parece estar todo perdido, entonces ya lo he perdido todo. He perdido las ganas de seguir adelante, he perdido las ganas de levantarme día a día, porque sé que siempre habrá problemas esperándome. Sinceramente no soporto a nadie, ni a nada... no me soporto. Todos me odian, creo que yo también. Me odio por sentirme odiada. Sé que alguien me quiere. Sé que debería quererme... sé que no debería hacerme esto. Pero tarde o temprano superaré todo, tarde o temprano te superaré a tí y volveré a vivir, tarde o temprano... (lo dejo a tu criterio)